Los factores que impulsan la migración siguen siendo los sospechosos habituales: el cambio climático, la deuda y los precios y, en algunas partes del Triángulo Norte, la violencia. Sin embargo, la presión ejercida por estas fuerzas va en aumento, y es difícil ignorar su carácter acumulativo cuando se trata de todas ellas a la vez. Las cifras concretas [1], así como las numerosas características cualitativas [2] parecen refutar la hipótesis de que la presión sobre los caficultores de Centroamérica está aumentando.
Quienes estaban siguiendo las noticias antes de las elecciones de mitad de período de noviembre en los Estados Unidos, probablemente se hayan topado con la historia de la caravana de migrantes varias veces durante su lectura diaria (otra salió de Honduras en enero). Si bien estas caravanas no son infrecuentes, el tamaño de la que tuvo lugar en otoño sorprendió a muchos. Lo que sorprendió a mi equipo de campo fue que antes de la caravana, y justo en la época en que C-Price cayó Por debajo de 1 dólar por libra, empezamos a escuchar a nuestro personal hablar de un lento éxodo de participantes del programa, familiares y amigos o conocidos de la región que se dirigían hacia el norte. [3] Nuestro equipo de campo comenzó a investigar qué estaba impulsando estas decisiones aparentemente repentinas y a contribuir a la creciente cobertura periodística del tema. Lo que comprobamos fue triple:
1. Decisiones complejas: las decisiones de migrar son decisiones que duran varios años. No todo gira en torno al precio y no ocurre de la noche a la mañana (esto aumenta la complejidad de crear una industria o cadena de valor sostenible). Emigrar a los EE. UU. es caro y peligroso. Implica dejar atrás a tus seres queridos y no saber cuándo los volverás a ver. Suele haber una combinación de factores (roya del café, sequía, precios), lo que lleva al agricultor a tomar esta decisión aparentemente discreta (la literatura sobre la economía de la migración parece respaldar esta afirmación con respecto a la complejidad del proceso de toma de decisiones) [4].
2. Deuda/precios: los productores de café tienen más deudas que otros productores. Los productores de café que participan en los programas de CRS tienden a depender más de una fuente de ingresos. Por ejemplo, nuestros productores de granos suelen tener redes de migración interna bien desarrolladas y también dependen de fuentes de ingresos no agrícolas. Esto significa que los productores de café son más vulnerables a los altibajos de la producción y de los precios de mercado. Para complicar las cosas, los productores de café dependen en gran medida del crédito para que sus operaciones funcionen. Dependen del crédito (y de algunos ahorros) durante 8 a 9 meses al año hasta el día de pago durante la cosecha del café. En un contexto en el que, por lo general, no hay seguros ni herramientas sofisticadas de gestión de los riesgos relacionados con los precios, los agricultores se encuentran en una situación desesperada cuando los precios bajan a lo largo del año, después de haber comprometido su cosecha a cambio de un anticipo de crédito.
Hace poco, un agricultor nos dijo que cuando le llegaban las señales de precios antes de la cosecha, sabía que solo tenía una opción: migrar. Calificó la decisión de «recapitalización». Iría a los Estados Unidos para acumular capital, saldar deudas y tal vez volver a invertir en su granja. En un año promedio, nuestros productores de café tienen una relación entre deudas e ingresos de alrededor del 50%. En los últimos años, esa cifra ha aumentado con la deuda adicional (y el costo de oportunidad) que supone la renovación de las fincas.
Para ejemplificar este creciente problema, hablé ayer con un agricultor llamado Fernando, cuya relación entre deudas e ingresos había aumentado al 75%. Dijo que, por lo general, debe alrededor de la mitad de su cosecha al intermediario que lo financia nueve meses al año. Sin embargo, debido al bajo precio del café, debe mucho más este año. Calcula que acabará poniendo unos 600 dólares en su bolsillo una vez saldadas las deudas anuales. Eso durará para su familia hasta aproximadamente abril.
3. Choques climáticos: óxido y sequía: el brote de roya del café en 2012-13 diezmó las fincas, lo que provocó una caída de la producción del 20% en toda la región y la pérdida de cientos de millones de dólares de ingresos (500 millones solo en Guatemala). [5] No ha habido ningún brote grave desde entonces, pero dado el carácter perenne del café, los agricultores siguen haciendo frente a las consecuencias del brote. Muchos agricultores apostaron por el café y comenzaron a renovar sus fincas entre 2014 y 2016. El año pasado y este año vieron cómo esas plantas estaban en funcionamiento. Había optimismo, pero esta caída de precios se produjo en el peor momento posible para los agricultores que acababan de volver a los niveles de producción anteriores a 2012. Durante los meses de julio y agosto de 2018, los agricultores que se estaban enterando pronto de lo que serían los precios de esta cosecha (noviembre-febrero) temieron volver a quedarse en números rojos.
En mi próxima publicación, analizaré las cifras del costo de producción de nuestro proyecto para ver cómo se ven a nivel de granja. Analizaré algunas cifras y las compararé con las de otro cultivo arbóreo (macadamia) utilizando herramientas como la ratio de equivalencia de tierras y el análisis del margen bruto. Después formularé hipótesis sobre lo que podrían significar para la rentabilidad y la toma de decisiones de los agricultores.
[1] https://www.cbp.gov/newsroom/stats/usbp-sw-border-apprehensions
[2] (1) https://www.npr.org/2018/09/19/649300559/a-guatemalan-village-tells-the-story-of-immigration-to-the-u-s; 2) https://www.univision.com/especiales/noticias/2018/la-gran-industria-de-la-migracion-guatemalteca-migracion-de-guatemala-estados-unidos-coyote-cumplir-el-sueno-americano/; 3) https://www.nytimes.com/2018/10/07/world/americas/guatemala-immigration-usa-mexico-border.html
[3] Si bien el precio se ha recuperado un poco, tan recientemente como la semana pasada, los agricultores de Zacapa y Chiquimula seguían recibiendo solo 0,75 dólares por libra por pergamino en Farmgate.
[4] Balaz, Vladimir y Williams, Allan. (2017). Las decisiones migratorias ante la crisis: un enfoque experimental. Población, espacio y lugar. 24. e2115. 10.1002/psp.2115.